I
Andante caballero de alma pura,
ilust.re soñador inigualado,
requiere tu lanzón, jamás mellado,
y toma presuroso tu armadura.
Malsines y follones en conjura
.contra todo lo noble se han alzado
y tienen al honor crucificado
.en el rudo peñón de la impostura.
Las gentes de prestancia y de valía
necesitan tu amparo justiciero,
¡oh maestro y señor de la hidalguía!
Despoja de palurdos el sendero
y fustiga la sucia villanía
del yangüés, del menguado y del pechero.
II
Los que aman, noble loco, tu locura,
acarician la plácida esperanza
de verte resurgir en lontananza,
sembrando a los perversos de pavura.
Nos humilla la negra desventura
de palpar que, tu zafio Sancho Panza,
en los predios sociales siempre alcanza
lo negado a tu genio y tu cultura.
Se adueñaron del mundo los malsines,
que ultrajan, sin pudor, a Dulcinea
y son de todo oprobio paladines.
Retorna, caballero de la idea,
retorna que, entre estultos y entre ruines,
prosiguen los humanos su odisea.