Hace 43 años nuestro abuelo « Papa-Ramón » disfruta del cielo con su bondad y alegría y hace 33 lo acompaña su hijo Ramón Antonio, mientras aquí en la tierra los extrañamos, los amamos y ante todo queremos seguir sus ejemplos de vida.
Ramón Antonio hubiera dicho:
« Aparte de mi ser padre, fue mi consejero, mi guía, mi mejor amigo y fue así como mi matrimonio con Clara Helena, la educación de mis seis hijos y mi carrera de profesor universitario se pudieron concretizar con total éxito. La mejor manera de homenajear y agradecer su consagración a la familia sea quizás enumerando algunos de sus logros y sus realizaciones.
Ante todo fue un Maestro humanista, cristiano, poeta y escritor de novelas, de obras de teatro, de ensayos de pedagogía, de matemáticas, castellano e historia). Y fue así como siguiendo sus consejos y su inspiración pude crear entidades para el beneficio de los profesores, un periódico especializado en educación y una cooperativa de carácter nacional.
Recuerdo los cuentos que nos contaba, aquellos que nos hacían volar muy alto la imaginación y que despertaron mi interés en las ciencias. Se llena mi alma de gozo por todo lo que recibimos, la educación estricta pero formadora de carácter que se nos dio, durante los añorados años de vida en el valle del Cauca. »
Uno de los innumerables mensajes que nos deja la novela Mariana dice:
« – Ahora – dijo a su compañero, no he de desmontarme, aunque el mundo entero lo pida; porque he aprendido a estimar más mi propio pensar que todas las ajenas opiniones….. »
Sé que sigues y guías nuestros pasos desde allí arriba. La huella que has dejado en nosotros, tus hijos y nietos, hace que siempre te sintamos muy cerca, como una parte de nuestro ser.