Flores de trapo

Las flores son un tesoro,
un regalito del cielo,
para alegrar a los campos
en verano yen invierno.
El perjume de las flores
es esencia de Dios mesmo
y se güelve puro grano
a lo que la flor ha muerto.
Toas las flores me gustan
y cuantas veces yo puedo
miarrimo a las florecitas
pa güelelas bien contento.
Nunca deshojo las flores,
las remiro y las contemplo,
sin mancharlas con mi mano,
manque de golpe las beso.
Tanto me gustan las flores,
que en mi rancho recomiendo,
me pongan flores bonitas
juntico onde yo me asiento.
Ayer me pusieron unas
tan relindas, que al momento,
supuse que güelerian
la mar de rico y de güeno.

Me las llegué dejilito
y levanté el florero,
pa pegale las narices
como si juera a comémelo.
Pero tuve gran desgusto,
un desgusto remacuenco,
porque esas flores malditas
son pa velas dende lejo.
Eran de trapo esas flores,
de trapo las habían hecho,
muy bonitas de por juera,
pero sin gracia puadentro.
Las flores que son deveras,
las que nacen en el suelo,
las que sueltan su perjume
pa que se trepe a los cielos.
Son fresquitas, delicadas,
como las niñas del pueblo
que saben con sus virtudes
rnetérsenos dentrel pecho.
Habiendo en la tierra flores,
como las que hay en mi pueblo,
tan relindas en colores
y con perjume tan güeno.
Hasta pecao me parece
hacer lo que con yo hicieron,
al regalame esas flores
hechas de trapos y jierro.