Para ti

Para tí, para tí, mujer divina
que mi oscuro vivir plácida alientas,
estas flores recojo conmovido
del jardín ideal de mis tristezas.
El destino, cobarde y traicionero,
estrujando mi débil existencia,
de mis dulces y bellas ilusiones
miserables escombros sólo deja.
Mi naufragio total está cercano,
en mares insondables, sin riberas.
La nave que portaba mis ensueños
ha perdido la brújula y las velas.
Del azar al capricho voy cruzando
este mar borrascoso de mis penas
y las sombras tenaces me circuyen,
mientras ruge terrible la tormenta.
Todos los horizontes se cerraron
en torno de mi vida que antes era
de místicos ensueños un enjambre.
y un nidal prodigioso de quimeras.
Y voy por los senderos de la vida
en una soledad que desconcierta:
nadie me tiende brazos compasivos,
nadie escucha doliente mis querellas.

Pero en tanto sufrir tengo un consuelo
mitigando el rigor de mis tristezas,
porque pienso, mujer, que tú me quieres
y que sabes dolerte de mi pena.