Señor Juez

Señor Juez, aquí me tiene,
aquí me tiene, toy preso,
risuelva mi caso pronto,
si porque maté, soy reo.
Fíjese bien, Señor Juez,
fíjese bien en el viejo
que le ponen por delante
como todún bandolero.
Estas canas Señor Juez,
estas canas que yo tengo,
me las gané trabajando,
trabajando como güeno.
A naides he molestao,
a naides quité lo ajeno,
a naides busqué camorras,
a naides dije improperios.
Jamás me pasé las noches
por las calles deste pueblo,
con los tahures jugando,
con los borrachos bebiendo.
Cuidando mis cuatro matas,
detrasito desos cerros,
he vivio la mi vía
dende questaba pequeño.

Cuando tuve ya con qué,
porque mis matas me dieron,
con Duvijes me casé,
como lo manda Dios mesmo.
Un montón di años vivimos,
muy jelices y contentos,
cuidando la muchachita,
que nos mandaron los cielos.
Un día se murió Duvijes;
la llevé pal cementerio,
llorando como se llora
lo que deveras queremos.
En dispués, me juí pal rancho,
a cuidar a mi Remedios,
pos la muerte de su mama,
me obligaba más a hacelo.
Yo le lavaba la ropa,
yo la cuidaba en el sueño,
yo le daba la comía,
yo lenseñaba los juegos.
Yo lenseñé la dotrina
y toiticos los rezos,
pa que conociera a Dios,
el que cuida de los güérjanos.
Yo mesmo le dí liciones,
paque aprendiera presto
a manejar la cocina
ya pegar un güen remiendo.

Mi muchacha, Señor Juez,
en diciselo no miento,
es más linda que toítas
las muchachas deste pueblo.
Tiene la gracia en los ojos,
que son grandotes y negros,
como las noches oscuras
que nos tapan hastael cielo.
Mi muchacha, Señor Juez,
¡ah! dicile más no pueo.
Porque me mata esta pena,
que traigo puallá, puadentro.
Diez y seis años apenas
va a cumplir puallá en febrero,
pero tiene, Señor Juez,
un tasajazo de cuerpo.
La vida un tal Don Manuel,
salía de los injiernos,
y le embrujó la cabeza
con sus mentiras y enríeos.
Una tarde, Señor Juez,
yo venía de puallá lejo,
de la falda de la loma,
onde mis trabajos tengo.
De repente, ví al bellaco …
No. Lo que ví no lo cuento.
Ese hombre quitó el honor
a mi niña, mi Remedios.

Yo no supe ya loquise.
Nada vide. Quedé ciego.
En dispués, acá en la cárcel,
que lo maté, me dijieron.
Señor Juez, aquí me tiene,
aquí me tiene yes pueso.
Sí, yo maté al que mató
mi ventura y mi consuelo.
Pero diga, Señor Juez,
siel bellaco nostá muerto,
pa salir de aquí a matalo,
yen dispués, golveme preso.