Dios

Querer vivir sin Dios es un absurdo,
es de las ignorancias la más crasa,
porque es imaginar que la materia
al pensamiento puede prestar alas.
De Dios el gran poder fulge en los astros
que los cielos alumbran y engalanan,
en las nubes que pueblan los espacios
y en los cambiantes tintes de las albas.
Musitando de Dios el santo nombre
el vendaval furente se desata,
la fuente se desliza rumorosa,
atruena con furor la catarata.
En el lienzo infinito de los cielos
fulge del Dios Eterno la mirada,
cuando el rayo sacude los espacios,
hondo pavor sembrando en nuestras almas.
Encontramos a Dios en todas partes,
en la luz, en las sombras, en las auras
en la policromía de las flores
y en el verdor risueño de las plantas.
Es Dios del infinito el amo y dueño
y, de la inmensidad las lindes marca.
Dios no tiene pasado ni futuro
porque la eternidad es su morada.